domingo, 30 de junio de 2013

Conversaciones en días grises

La lluvia le susurra a los cristales
tristes canciones de sentimientos inmortales,
tras los retales de aquellos fríos callejones
se encuentran hombres y mujeres sin nombre, sin futuro.

Vagan por la vida sin rumbo,
caminan dando tumbos,
derrotados, chocan con los muros
viviendo del pasado, viviendo del recuerdo.

Perdieron la noción del tiempo
y en sus ratos libres
reconstruyen los sueños rotos en pedazos,
pero no hay nada que arregle los destrozos.

No hay nadie que les ayude del naufragio,
no hay nadie que les salve del silencio.

Viven, o eso les dice el corazón,
late, debería ser suficiente
pero la llama ya no prende
ya no arde, ya no bombea sangre.

Bombea miseria
Podredumbre
Rabia
Incertidumbre
Ira
Dolor
Odio
Rencor
Sufrimiento
Envidia.

La vida golpea, golpea ¡GOLPEA!
y ellos al principio esquivaron
"esquivo, esquivo esquivo
encajo.

Encajo y aguanto
encajo
aguanto, encajo,
me derrumbo.

Pero no me rindo
me caigo, me levanto
me levanto ¡me levanto!
pero ¡¿PARA QUÉ?!

Dime, ¿para qué?...
me cansé,
a la mierda me canse de ser fuerte,
por favor, que alguien me levante.

Por favor, que alguien comparta mi dolor
que alguien me de algo para sentirme mejor
necesito, necesito que alguien comparta su amor..."

Pero nadie les ayudó, esperaron
esperaron hasta que el tiempo dejó de tener sentido
esperaron, día y noche hasta que todo 
para ellos fue oscuro y negro.

Noche, fría, gélida y dolorosa noche.

La única conversación fue la de sus ojos 
con sus labios cuando las lágrimas
acariciaban aquella boca seca,
alimentándose de las penurias del corazón.

La lluvia fue su cobijo,
les arropó con un abrigo de tristeza y soledad
les dijo, ahí fuera en la ciudad
en este lugar de fábricas,
de vicio y de consumo
hay gente como tú.

Gente sin consuelo,
vagando por el suelo
esperando el momento de poder tocar el cielo
tranquilo, no eres el único, ahora vagas solo.

Vives, duermes, sueñas solo
en un mundo donde todos los días son iguales, 
en soledad y solo,
morirás.

Cuando la muerte se vista de gala
el camino que hiciste desde la cuna hasta ahora
tu alma, todo... no quedará nada
y todos te olvidarán.

Así son los hombres, todos te olvidarán menos yo...

Por eso, en días grises
la lluvia le susurra a los cristales
tristes canciones de versos inmortales
la de aquellos hombres y mujeres
 sin nombre que cayeron en olvido
pero no sus sentimientos.




sábado, 22 de junio de 2013

Un oído

Todos en este mundo miran, hablan, critican,
pero no escuchan lo que digo ,tampoco lo que dicen
se contradicen, pero lo mas importante
no se si creen en sus palabras y eso es preocupante.

Las mías vuelan ligeras y sinceras por la habitación
libres y seguras de esta prisión,
pero esclavas de lo que dicta el corazón
haciendo del dolor interior una canción

Son libres sin fronteras,
 ligeras cuando vuelan,
pero pesadas como una losa
cuando se posan en un oído que se ha quitado las esposas.

Un oído que me escuche sin envidia,
en silencio para poder estar  atento
capaz de valorar el error y el acierto
sin disfraz, con criterio y sin malicia.


Un oído que siente y entiende el tedio
de un verso lleno de amor y odio
temeroso de lo efímero y el olvido
como ese beso prohibido.

Un oído que escuche el latido de las frases que hoy escribo
donde lleno un nuevo folio de dudas
escondidas tras los esquivos pliegues de la bruma
y no encuentro la forma de disiparlas sin ayuda.

Un oído que entienda el verso del cobarde y su verdad
la necesidad de aferrarse a una frase como puente a la libertad
para escapar de la hostilidad de este mundo cínico
y encontrar el descanso entre las paginas en blanco.

Un oído que comprenda el placer y la amargura
que  produce la escritura
a veces una cura que alivia la melancolía
al desprenderme de lo malo en cada linea.

Otras reabre viejas heridas, esas 
que un día creía superadas y enterradas
tras una falsa sonrisa, quizás
tuve demasiada prisa y no pude dejarlo atrás.

aceptarlo como parte de mi realidad.

Así lo veo, así lo siento, así lo creo y así lo quise relatar, gracias por escuchar.

viernes, 14 de junio de 2013

25 sonrisas

En ocasiones me asusta el papel.
 Sí, aquel lugar donde tantas veces he exprimido el alma hasta sentir que ya no quedaba nada más que contar.
 Tiembla mi mano al acariciar el bolígrafo; porque sé que cuando esta caricia en busca del exilio se transforme en un firme apretón, no habrá vuelta atrás. Los pensamientos chillan en mi cabeza desgarrando mis sentidos, incómodos de estar encerrados entre rejas invisibles.

Quieren ser libres.

Y sé que cuando mi pluma bese este folio dejando un rastro de saliva negra, no habrá vuelta atrás. Y se inicia el primer trazo… y ya no hay vuelta atrás. Tengo a la luna, al mar, a mi lámpara y a los coches que rugen como testigos de que ya es demasiado tarde. Ya no puedo parar. Ya solo puedo escuchar el sensual susurro del lapicero que me traspasa la piel y me desnuda entre los blancos pliegues de sus páginas. Sólo puedo escuchar el zumbido de las palabras que vuelan mientras las intento cazar. Poco a poco todo empieza a importar menos y solo estamos tú, mi tormento y yo. Conectados por la tenue luz que me permite ver si mi mano no miente cuando dicta. Una sensación de quemazón en la cabeza, las mariposas revolotean con furia oprimiendo el pecho. Es un proceso lento y difícil hasta que todo se calma, hasta que todo acaba.
 Así arranco un pedazo de lo que soy y lo grabo a tinta y sangre. La miro, pero nunca es distinta. Una letra nostálgica, triste, maldita.

 ¿Por qué escribes cosas tan tristes? me preguntaron.

¿La respuesta? Puede que sean más fáciles de explicar.
 O bien soy propenso a la tristeza.
 O quizás lo bueno ya lo conté y no es necesario escribirlo.
 O no le pedí al corazón que lo intentase.

 Todos buscamos una manera de hacer la tristeza más llevadera, ¿no? Algunos ahogan las penas entre bebidas para intentar creer que no existen y olvidar. Otros se hacen los fuertes, y en su habitación se derrumban; unos pocos son fuertes y pueden con todo;yo no soy de esos, otros buscan a una persona especial que les entienda para fundirse en un cálido abrazo donde lloran y descargan en ella el peso de la vida. Entiéndelo, yo solo escribo mi dolor.
 La verdad, estoy un poco cansado de jugar con el abismo. Cansado de coquetear con este incesante dramatismo. Hoy quiero… No. Hoy voy a hacer algo distinto. Me acerco al precipicio. No distingo el suelo. Cierro los ojos. No lo pienso. Salto. No tengo alas, pero no las necesito para volar. Hoy, 25 sonrisas son la brisa que me empuja a donde quiero llegar. Y la mano ya no tiembla, hoy nada me puede dañar. Sabéis, quiero ser como ellos: puros, sinceros, transparentes, escucho sus voces, recuerdo sus abrazos y sus lágrimas y… Me siento lleno. Protegido. La vida empieza a cobrar sentido y de ella nada malo puedo decir. En realidad si que lo puedo decir, lo malo no desaparece, continua presente, no se desvanece, pero no importa, junto a ellos todo duele un poco menos.

Se que hay más gente que me quiere y me protege. Y se lo agradezco, pero lo siento, esta va por ellos. Escribía de noche y se ha hecho de día, decía que mi bolígrafo no entendía de alegrías. Quizás esto empiece a cambiar. Cierro el cuaderno y me levanto. Enciendo la luz. Hoy no quiero ver ni un resquicio de oscuridad, solo quiero darles mi gratitud. Hoy quiero escribir menos y vivir más, me escapo entre la multitud con un deseo, volverlos a ver ¿y sabéis? eso es lo que voy a hacer.


Hoy su sonrisa, es mi sonrisa.

domingo, 9 de junio de 2013

Triste verso roto

Algo golpea mi cabeza,
quizás sea la vida y sus problemas,
quizás sea la tristeza y sus cadenas.

O la certeza de que en esta vida incierta,
eres lo que haces y no lo que finges ser,
la añoranza de saber que cada momento es único,
y la desesperanza de llevar unos cuantos perdidos.

Quizás sea el deseo de buscar descanso
al cansancio de esta existencia sin estribillo,
donde nada se puede repetir.

Es un sentimiento que debo escribir
para poder huir de este mundo,
aunque sea solo por un segundo.

Siendo sencillo de sentir, difícil de explicar mas todavía de olvidar
dime como sacar brillo a este triste verso roto del que soy devoto,
más bien esclavo, yo no fluyo, rehuyo,
construyo un lugar al que no puedes tocar ni llegar.

Quizás si me escuchas puedas entender
lo que se esconde tras la piel,
por qué hablo más con un papel.

Por qué aquel trazo de tinta hizo de palabras muertas
algo único, emotivo, le dio sentido a todo,
me dio un respiro, el descanso que un soldado
cansado y armado con pluma y verdad necesita.

Morir sin la libreta, revivir en los estrechos márgenes de una servilleta
la letra de un poeta como rescate de este mundo cruel,
de personas sin sentimientos,
de esta guerra sin cuartel de la cual no quiero formar parte.

Quisiera llevarte de viaje pero no sé si hay lugar para dos
en los retales más profundos de mi mente, un paisaje de trazos oscuros,
compuesto por charcos de sueños rotos.

Donde encontrarás a un niño que no quiso crecer
preso de fantasía,
imaginando lo que otros escribían
mientras creía todo lo que su madre le decía.

Ese niño vive en rebeldía con el viejo que dejó de creer
dejó de soñar,
quiso entender,
y dejó de jugar.

Intentó resolver los misterios
tras esos ojos silenciosos
ahora los suyos miran cansados
por la ventana del pasado.

Con envidia, nostalgia por la infancia perdida,
desde ese día melancolía es una buena amiga,
y el bolígrafo mi aliado con su verso
te describo este mi universo.

Donde también encontrarás suspiros que me dejaron sin aliento,
aquellas palabras que se llevó el viento y no pude recordar,
ríos de letras y verdades malheridas.

Las mentiras dijeron ser amigas 
y tras varias puñaladas y caídas
di a las personas sinceras por perdidas.

Dime ¿crees qué podrías aguantarlo?
dime ¿crees qué podrías soportarlo?
yo me arranqué las alas, no quiero volar
en un cielo que no considero mi hogar.

Vago por el suelo con un escudo
duro como el acero,
el cual porto como abrigo.

Sin ser sincero, eso lo es mi lapicero,
sin tener miedo, o eso digo,
buscando por el mundo un consejo.

Ser capaz de resolver tus acertijos
buscando un cobijo, un amigo
 que me salve del espejo y mi reflejo.

Busco un lugar donde lo malo no me pueda tocar,
pensar en sonreír, no fingir
sentir la libertad, volver a volar.

Notar que mis manos escriben sin la necesidad de sangrar,
sin drama, sin derramar ni una lágrima
sobre la página.

miércoles, 5 de junio de 2013

TIC... TAC...

La locura del silencio, el delirio que produce la incertidumbre, la fría duda que, como de costumbre, desafía a la razón y al pensamiento congelando el tiempo, congelando el momento. Sigo sin entenderlo, las preguntas se quedan grabadas a fuego y sangre, arde mi mano buscando una respuesta, escribiendo ríos de letras, malgastando tinta. Arde mi garganta cuando grita buscándote. Arde mi corazón cada vez que late pero...

...no la encuentro, la respuesta continúa en blanco. 

Mientras tanto un reloj suena, la banda sonora de mi vida. Cierro los ojos, lo escucho mientras pienso y espero...

¿A qué espero?

¿Me espero a mí?... TIC... ¿Te espero a ti?... TAC...

Camino, pero no avanzo, siento que no me muevo, abro los ojos y observo el lento descenso de las agujas, suave, pero pesado. Miro al reloj, quizás él me de las respuestas que busco, le hablo, me callo, le escucho.

...TIC..., ....TAC....

Sigo atento a lo que dice, pero no me fío, cada vez que se mueve dice algo distinto y al final, ¿Para qué? Para acabar siempre en el mismo sitio. La respuesta sigue en blanco.

Me desespero, solo busco una puta solución.

 Cada TIC es un alfiler que se clava en mi mente. Duele. Me dice " olvida, no pienses, actúa, deja que fluya y avanza... no pierdas el tiempo".
Cada TAC es una nube que llora ideas, un diluvio de posibilidades, matices, me dice " espera, no te precipites, jamás es demasiado tarde"

¿Jamás?

No encuentro la respuesta, la salvación a esta condena de querer saber  y  no poder encontrar el termino medio, ¿ Lo hay?

¿Lo hay para mi?... TIC... ¿Lo hay para ti?...TAC...


De tanto esperar el reloj dejó de sonar.

martes, 4 de junio de 2013

Por tí...

Eres las alas que me permiten volar,emigrar
a un lugar donde la realidad no puede llegar
ni tocar, devoras las horas de tranquilidad hasta
que el sueño dice basta, y de tus redes debo escapar


Regreso justo donde lo tuvimos que dejar, por eso
no miento si digo que vivo preso en tu universo,
a veces me retraso y lo siento de verdad,
me permites soñar despierto entre tanta oscuridad


Gracias a ti aprendí a amar sin condiciones,
a llorar y luchar por las verdaderas amistades
también apreté los dientes con la llegada de la muerte
vi rebasar los límites de una vida reducida a ceniza
y el dudoso placer de la venganza.


Por ti...

Fui huérfano y maltratado, me robaron
en un vano intento de libertad me capturaron
y me convertí en ladrón, sintiendo la presión
de vivir sin protección, con la única intención
de conocer el significado del nombre Oliver.

Me dejaste una cicatriz que no hizo daño
un hechizo que conservo con cariño
mientras empuño una varita junto a mis amigos
luchando, haces que me sienta un niño mago.

He conocido el crimen de soñar
y el castigo de vivir
gracias a ti supe como matar
pero no a guardar un secreto sin sucumbir.

Por ti me aferré a la juventud
odie a los clavos de mi ataúd
al reflejo del espejo que me hacia viejo
hasta que aquel retrato curo mi inquietud
al final no pude más y rasgué el lienzo
y desde entonces el tiempo se convirtió en silencio.

Por ti tuve grandes esperanzas
me pase la vida entera buscando tus alabanzas
me negué a creer que en tu vacío corazón
no había lugar para el calor del amor y su pasión

Solo encontré decepción...


Gracias a ti viví mil vidas
y otras tantas muertes



Solo soy eso, un proceso incompleto, esto va dedicado a los que leen con el corazón. Pero sobre todo a los libros que me marcaron y sirvieron de inspiración.

lunes, 3 de junio de 2013

Venciendo al miedo

Esto es… una bienvenida o una despedida según se mire, bienvenida a la gente que lea esto por primera vez, si alguien lo hace, a aquellos ojos  que por  azar se han cruzado con  estás líneas y han tenido la paciencia de leer . Pero también es una despedida a ese pedacito de miedo, a ese lastre incansable que me consume, ese  pequeño trozo de oscuro antifaz que velaba por la fragilidad de mis sentimientos,  pensamientos, dudas, inquietudes…miedos.  Es una despedida a la intimidad de mi triste  verso roto, un adiós  a la seguridad de esta cárcel compuesta de cuatro paredes, un folio, un bolígrafo y un corazón.


Una vez leí de alguien que todo era cuestión de empezar, yo creo que es cuestión de aceptarlo, dejar de lado el incesante murmullo del  “qué podría ser”,  olvidar el frustrante y punzante “qué quiero ser” y aceptar de una vez por todas lo que soy.


¿Qué quiero ser?  Quiero ser de esos hombres sin miedo, que se aceptan, ser capaz de, con palabras poder erizar los pelos, sacar una lágrima, dibujar una sonrisa,  reducir la distancia que nos separa a ceniza, creando un lazo invisible, intocable e irrompible entre mis sentimientos y los tuyos. Tocarte la fibra con un verso, con palabras.  Ser capaz de, con el  vacío que siento al escribir, poder llenarte por dentro. Ser capaz de alzar la voz,  y sin tapujos decir, esto es lo que soy. Pero…


¿Quién soy? Alguien que tiene miedo de alzar la voz, alguien que gastó folios y folios en su habitación,  uno de esos tantos que empezó a saciar sed con tinta y el hambre con papel.  De esos que dejó de mirar al gentío, y empezó a hurgar en su interior y no le gustó lo que encontró.  Escribía, con el único fin de contarle a alguien lo que sentía.  Y así días tras día. Noche tras noche, en un folio, en el móvil, en casa, en cualquier lugar sacaba la mierda que llevaba dentro. Pero parecía infinita, nunca acababa pero... dejé de sentirme mal. Lo disfrutaba.  Y me agradaba, hice de mi dolor mi propio arte. Pero tenía miedo de compartirlo. Camino por la vida con una coraza y sin ella me siento frágil, desnudo, débil. No quería que me conociesen tal y como soy, pero quiero exponer lo que escribo, saber si puedo llegar con lo que digo, que alguien que no me conozca pueda llegar a entender lo que escribo, lo comparta y lo sienta, más allá de las voces críticas y voraces. Nunca lo sabré si no lo pruebo, si no lo hago público. Si no venzo al miedo y acepto que da igual lo que opinen mientras yo esté contento con lo que hago.


Es poco pero,  poco a poco voy venciendo al miedo.