martes, 9 de julio de 2013

Soy


Si, Soy culpable de no saber como decirlo. Si, Soy culpable de no escoger las palabras adecuadas, Soy la tenue confusión que reflejo, el titubeo de mis labios indecisos, Soy esa ceja tuya que se arquea desafiante, la gota de sudor que recorre la frente lentamente hasta precipitarse indiscutiblemente al vacío.
Soy indecisión al ver como tu semblante sereno se impacienta. Soy nerviosismo frente a tus ojos fijos e impasibles. Soy el pensamiento que merodea por las paredes de mi cabeza buscando sin alientos a las palabras que juegan al escondite. Soy mis manos, moviéndose compulsivamente sin descanso, intentando paliar el desconcierto de lo que mis palabras no dicen. Soy tus pies golpeando el suelo de manera intermitente, Soy el hueco silencio que en mis oídos se vuelven profundos chillidos.
Soy la breve pero dulce oscilación de tu pelo al darme la espalda. Y soy mi trémula mano alzándose titubeante suplicante que te quedes. Soy mis ojos que te ven marchar sin poder decir nada, derrotados. Soy tu sombra, diluyéndose con el horizonte para no volver. Soy mis palabras, las que te quería decir, las que debería haber dicho, en un viaje de ida por mis mejillas con destino al olvido.


SOY... Soy desesperación, Soy incapaz de explicar lo que siento. Soy el deseo que se quedo en eso, en un deseo Soy incapaz de expresarme si no escribo.
Soy el ansia de querer, la necesidad enfermiza de realizar el mismo acto una y otra vez hasta que salga como queremos. Soy la tenacidad que me impulsa a conseguir el objetivo. ¿Tenacidad o cabezonería?

Siempre me he sentido así cuando hablo, ahogado por unas cadenas invisibles que oprimen mi garganta y firmes, sujetan mi pecho. Creo que ellas impiden que me pueda comunicar como yo quiero, o como yo pienso. Prefiero creer en mi nula capacidad de expresión a saber que nadie es capaz de entenderme. Todos necesitamos a alguien capaz de entendernos.
Por eso creo que el papel me comprende, que yo me comprendo. Y sin pensar, sin el balbuceo que se aglomera en mi boca impidiendo el fluir de las palabras, los trazos oscurecen el folio a una velocidad indescriptible, una mano firme que no duda en lo que debe hacer ni decir. De esta manera Soy libertad.
¿La libertad puede ser eterna? ¿Puedes aferrarte a ella cuando tú la desees, cuando te plazca o la necesites? Yo creía que sí, Pero como en otras tantas ocasiones en mi vida, Soy el error que confirma que en ocasiones mi seguridad es un espejismo frágil como la amistad.
Durante un tiempo, no recuerdo cuanto, ni quiero, navego por esta desierta travesía en busca de palabras,, surcando los mares con este barco de papel mientras me aferro al mástil en forma de bolígrafo mientras la pluma vuela buscando tierra firme donde poder escribir.. Un mar de letras y yo... viajando sin rumbo.
Desesperado lanzo folios en botellas buscando una respuesta, veo como se hunden y resurgen para mantenerse a flote en este negro mar de tinta. Soy el tiempo que pasa hasta que vuelven. Soy la arena del reloj que desciende paulatinamente con una sonrisa maliciosa en los labios, sabiendo que la espera duele y que el dolor es placentero.

Soy el vaivén de las olas el relajante siseo que cual mensajero transporta las botellas con el folio dentro y la respuesta… en blanco.

Soy mis manos furiosas rasgando en diminutos trozos el papel. Soy el soplido de mi boca sin palabras y sin explicación. Soy mi cabeza a punto de estallar de desesperación.
Soy el bolígrafo a punto de impactar contra la mesa. Soy la habitación viendo como doy vueltas frenéticamente por todos lados. Soy los insultos que escupo. Soy el recuerdo de aquella punzante y dolorosa tarde de verano donde me diste la espalda por no saber que decir. Soy la libertad perdida al no saber que escribir.


Quizás con el tiempo me sepa expresar, o quizás el folio no tarde en llenarse.


Pero hoy más que nunca.



SOY FRUSTRACIÓN.