Has sentido alguna vez la desazón,
de jugarte en cada intento el corazón,
encajar los golpes, resignarse, besar la lona,
como te levantas si el olvido no perdona.
¿Cuántas veces vuelves la vida al pasado?
desandas los pasos, deshaces fracasos,
anclados a lo que pudo ser, la fe, vencer al ocaso,
pero abres los ojos y ves que nada ha cambiado.
¿Acaso el invierno no hizo trincheras en tu pecho?
un hueco con ojeras y latidos deshechos,
incluso el verso salvaba cuando todo se derrumba,
hoy apuntilla uno a uno los clavos de esta tumba.
¿Nunca has dicho para, lo siento, me planto?
llena el nicho, dispara, acaba con el llanto,
me bajo de este mundo que clama al esperanto,
demasiado vasto y yo, no soy para tanto.
Un don nadie con la incertidumbre por bandera,
al que le suele faltar el aire por costumbre,
en este baile entre muchedumbres y quimeras
espera escapar del frío, encontrar la lumbre.
Un Teseo que se quedo sin hilo,
por andar al filo de la duda al escoger camino,
el deseo de ser libre, la cima, abarcarlo todo,
quiso rozar el sol, iluso Ícaro sin trono.
Sabe más de morder el suelo que de volar,
más de apretar los puños y de callar,
aguantar los miedos, comentarios, digo ¡puedo!
luego cojo un folio y lloro un verso hasta que muero.
Pues aprendí que aquí las apariencias van primero,
no es quién somos es la imagen que vendemos,
la sociedad se prostituye por temor a ser juzgados,
huye de la verdad, Orwell y su Gran Hermano.
¿Sabes lo peor? formo parte de este juego,
de sonrisas mezcladas con ego, luego: puñales y veneno,
dije ser mejor, ¿licor de celos no. ¿te soy sincero?
es por el dolor de sentirme tan y tan pequeño.
Verás, detrás del: "se lo toma todo a broma",
él es así sin nada que le condiciona,
detrás de letras y folios se esconde un cobarde,
no son más que palabras llegando siempre tarde.
Cuando la duda se hace herida y no tengo certezas,
se acumula inquietud al ver mi propia torpeza,
Rodon Raskolnikov cuyo crimen fue soñar
el castigo: el verso que recuerda cual es mi lugar.
Un McNulty cabreado con su vida porque quiere más,
cabreado con el mundo, su gente, sus normas,
arrogante y testarudo porque cree en su talento,
y acaba en bares, ahogando en tragos su lamento.
Un Dorian Grey mirándose al espejo,
cada vez más derrotado, cansado y viejo,
no entendió que tratar de engañar al tiempo,
es igual que intentar abrazar al viento.
Así que para, lo siento, me planto,
dispara, acaba con el llanto,
me bajo de este mundo que clama al esperanto,
demasiado vasto y yo, no soy para tanto.