Supongo que siempre le tuve miedo al azul,
Pensé, es un camino para aquellos con luz,
Que tú, compartirías conmigo esa virtud,
Pero agonizo en travesías, cargando la cruz.
Arrastro la culpa en busca de redención,
Me asusta ir sin rumbo ni dirección,
Persigo la pulpa dulce de la ambrosía,
Respirar y reír azul algún día.
Pero tiño la vida de Noviembres,
Un gris que a veces nadie entiende,
Dije se perfecto, fui infeliz,
No vi que el problema está en la raíz.
Porque veo la espina antes que la flor,
prefiero el dolor y su doctrina al amor,
adivina, ¿sabes quién se siente un perdedor?,
y no hay morfina que palíe esta sensación.
Por eso enarbolo blasones ajenos,
guerras externas siempre duelen menos,
sientes que ayudas, ¿verdad?, dando consejos,
pero las arrugas delatan cansancio, viejo.
En realidad, solo huyes del conflicto,
¿que pasa si miro dentro, vuelvo distinto?
no te permites fallos, tienes que mentirte,
siempre hay motivos para hacer lo que hiciste.
Dicen, lo importante es descubrir el problema,
pero yo ya lo sé, e ahí el dilema,
la rueda: Septiembre, honor, deber, responsabilidad,
expectativas propias, comparación, ansiedad.
Pienso que en un mañana, seré mejor que hoy,
otras cual Toni Soprano, no puedo escapar de lo que soy,
así transcurre la vida, entre el orgullo de pasos propios,
y la envidia y vergüenza por los que realizan otros.