Dura lo que el aleteo de un colibrí,
furtivo parpadeo, vine, vi, vencí
un último aliento, pequeño milagro,
agua en el desierto, flor crecida en asfalto.
Un relámpago blanco me llena de luz,
luego, un trueno mancha el gris de azul,
bendecido por Odín y sus valquirias,
yo decido como vivo el resto de mis días.
Pero solo es eso, un aleteo, parpadeo, un accidente,
es fe para el ateo, reo de un delirio intermitente,
¿lo sientes? el miedo royéndote el vientre,
titiritero, moviéndote a su antojo aún siendo consciente.
Yo, siento que somos uno, una segunda piel,
lo incubo con un carrusel de sueños y metas por cumplir,
es un susurro en la cabeza que nunca da cuartel,
oscuro burdel donde volver como el Dr. Thackery.
Es un cuervo esperando la derrota,
temblor interno cuando alguien lo invoca,
me dice: la esperanza es una decepción latente,
y que haga lo que haga no será suficiente.
Me dice: para ser alguien debes ser perfecto,
compite, se mejor que el resto,
mira por encima del hombro,
quita importancia a los logros de otros.
Viste la madrugadas con un mosaico de tormentas,
gime de placer cada vez que siento vergüenza,
escribe en el espejo lo que no se hacer,
"manténlo en secreto, tienes mucho que perder".
Me hace creer que hay una oportunidad,
si fallo seré el hazmerrerír de los demás,
miedo al miedo, tanto como él a la verdad,
de ser capaces de ver lo que esconde detrás.
Mírame... soy un puto desastre,
siempre abro nuevas puertas, siempre principiante
no paro de equivocarme en todas,.. ¿y qué?
se giran y ven que sigo adelante.
Quizás no sepa tanto como tú, pero tengo coraje
para coger los fallos, volverlos aprendizaje,
coraje de tropezar y comerme el asfalto,
y al levantarme pensar " no es para tanto".
Si, seguimos siendo dos en ocasiones,
a veces ayuda a no tomar malas decisiones,
pero Wolfgang tenía razón, la frase se me quedo clavada,
dijo: con miedo nunca se ha arreglado nada.