Caminando por un pasillo atemporal
De viruta otoñal y juventud inmortal,
Miro al patio y el tiempo se para
A mirar una niña detrás de una cámara.
La lluvia señala el lugar exacto,
Donde la hoja descansa después del impacto,
La lluvia nos habla de luces y asfalto,
Y ella es ajena a la nostalgia que palpo.
Ella contempla la vida desde su prisma
Busca guardar el aliento del tiempo,
El mundo, una orquesta lejana e imprecisa,
Ella mira, dispara y retrata al silencio.
A mis ojos, ella porta el estandarte
Que representa la juventud y su hambre
Y me invade una duda tozuda que late
¿Es tarde? ¿Para mí ya es tarde?
Ella tiene al reloj de su parte
Hambre de ser, buscar y encontrarse,
En contraste con este complejo de vejez
Del que ha visto morir a más de un atardecer.
Y Quizá sea envidia sana y descarnada,
Por mantener intacta una parte que me falta,
Ella representa lo que fue y no será
La certeza de que ya, no hay vuelta atrás.
Miro al patio y el tiempo se para
A mirar a una niña detrás de la cámara
La lluvia nos habla de luces y asfalto
Ella es ajena a la nostalgia que palpo.
En este pasillo atemporal suena el timbre,
El momento decide que es hora de irse,
Ella, ajena al paso del tiempo
Mira, dispara y retrata al silencio.
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