No se detener el proceso,
a veces Xavier, otras Magneto,
la tiranía de gris al panfleto,
30 monedas, la cruz y su anverso.
Un caos oligarca dicta el progreso,
en alza el exceso de acciones al negro,
ahí vamos de nuevo mudanza al extremo,
huesos, cuervos, recelo, versos.
Velo, por lo exiguo de mi nombre,
duelo por el ego, la mentira de ser grande,
¿soy la sombra o el cuerpo que proyecta?
o la luz que revela esta dualidad abyecta.
Habito en el eco del viento,
dentro de una cueva sin tiempo,
me entrego a un silencio opaco y tosco,
donde yacen los últimos rayos de agosto.
Colecciono rostros sin voz,
la hoz de la parca, alhaja en la nuca,
joya que augura un sino precoz,
al lazo que aúna mi vida a la tuya.
Habito el bullicio de plástico,
muero rápido, crisálida sin pacto,
soy el ruido que no deja ver,
embota el sentido más digno y no deja ser.
Soy la esencia de lo más primitivo,
el hambre del mendigo, cuchillo sin filo,
envidia y veneno, cicuta de celos,
que ingiero en honor a este amor pendenciero.
Quiero ser luz en un mundo de girasoles,
quiero ser yo, sin cambiar los roles,
estar sin ser visto, ser aire,
ser necesario, sin ser parte del baile.
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