miércoles, 11 de septiembre de 2019

Sala de espera

He vuelto a esta sala de espera,
La frontera entre la rosa y el puñal,
Sabor a metal en la risa de las hienas,
Frontera entre principio y final.

Aquí la impotencia y el miedo hicieron su hogar,
Aquí el tiempo olvido como era contar,
Clava o esconde el puñal pues no tiene sentido,
Dejar al amor en cuidados paliativos.

A la mierda el rigor, si, soy subjetivo,
Escribo abrazado al dolor, es como lo vivo,
Quizá no haya trampa, verdad o motivo,
El suicidio del rocío entre tu cuerpos y el mío.

Quizás es que amaste a la sombra,
Y no al rayo de luz que le da forma,
Tu tan trueno, escudo y tormenta,
En el diluvio de emociones sedientas.

Quizás es más fácil abrazarse a una excusa,
Que jugarse el orgullo a una fe difusa,
Quizá la culpa fue buscar un culpable,
Esconderse tras la arrogancia de los cobardes.

Tu eras más de 100 pájaros volando,
Yo de 1 en mano, cerquita a mi lado,
Tu me pedías futuros, yo te di presentes,
Esta ironía todavía resuena en el ambiente.

A ojos tuyos y de la gente,
Yo era el fuerte y tu la enamorada,
Yo el que no dice nada, indiferente,
Ojalá vieras lo que ha visto la almohada.

Quizá simplemente no es lugar ni momento,
Quizá lo que ofrezco no es lo correcto,
O que en el proceso dejaste de mirarnos para mirarte a ti,
Y tu amor propio no dejo un hueco para mi.

Quizá acabes con el orgullo intacto,
Tu decides si el precio es demasiado alto, 
Como Gold Roger, oro, fama y poder,
Y dime, al final para qué?

Vuelve a no ser suficiente con tenerlo claro, 
Cuando la juventud es un regalo caro, 
Donde pesa más la promesa de una expectativa, 
Al trabajo construido día tras día. 


Quizá ser bueno no es suficiente,
Quizá ser yo no es suficiente,
Quizá un te quiero no es suficiente,
Sergi, es la misma historia de siempre.

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