Deja que prenda la lluvia en las yemas de la hierba
mientras la niebla ciega el camino de vuelta,
hacia una noche que extravía amapolas
entro en las sobras de nieve que me ofrece la sombra.
Me pregunta qué como me veo,
como una silueta colmada de ojos ajenos,
pupilas que me acusan y en su parpadeo,
soy la suma de las decepciones que genero.
Esta autoexigencia que me hace responsable
de que nadie a mi alrededor cargue,
ni con un ápice del peso que supone el alambre
aunque eso implique sentirme detestable.
Cargo con la imagen que yo mismo alimento,
la del bufón narcisista y drama sin sustento,
y a mi modo fue por complacer al todos ,
anteponer al resto con tal de no quedarme solo.
Me dijo te dejo, le contesté te quiero,
y si me necesitas me llamas de nuevo,
y ya no se si es por puro o por idiota
o si me juzgo a través de lo que creen otras personas.
Ojala apreciaras lo que das sin darte cuenta,
te acusas de culpas que tu mismo inventas,
tú que me ves con buenos ojos y aunque sea cierto,
dime ¿Cómo se le pone una correa al viento?
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