El silencio distorsiona la profundidad del cuenco,
en que sumerjo una fragancia que adormila al tiempo,
El timbre del eco afila ausencias que coreo,
la disyuntiva siempre fue mi patio del recreo.
Allí, uso la soga de columpio,
y trafico con sombras a las que renuncio,
donde mis problemas son más muletilla,
que copo de nieve relamiendo las mejillas.
Allí, el interior de la palabra esta hueco.
y la nada gana en el minuto de descuento,
enhebro preguntas en tapices que luego deshago,
y amago con finales que yo mismo amaño.
¿ Ya no me queda nada por decir?
¿Significa eso que ahora soy feliz?
o entendí que el exhibicionismo entre ciegos
consiste en sacar a pasear al ego.
Ese que tengo secandose en alambres,
pues la vanidad se fue me con el hambre,
eso o que acepto mi puesto en el baile,
bailando allí donde no haya nadie.
Entonces de donde emerge esta tos
que escupe amapolas de sangre
a veces me exijo y no se la razón,
quizá cumplir expectativas me haga menos fraude.
Culpable de no darme ningún crédito
por eso tengo escayolado el corazón
me falto al respeto y a veces me quiero
con la contundencia de una pompa de jabón.
¿Ya no me queda nada por decir?
¿Significa eso que ahora soy feliz?
intercambio confesiones con la máscara
verdad o autoengaño, ¿Cuál es la cáscara?
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