A veces me pregunto que duele más,
las dudas o las certezas,
tenerte todo el día en la cabeza,
o que tu miedo ya no sea una sorpresa.
Me pesa esta flaqueza iridiscente,
este querer volver a verte,
esta firmeza que disfrazo de valiente,
a la que siempre traiciona el subconsciente.
Siempre entre el laurel y la estocada,
siempre esperando por ti, Clara,
duele este dócil mantra de la espera,
a la espera de un futuro que no llega.
No puedo prometerte la utopía,
no puedo asegurarte la victoria,
ni allanarte el terreno a la derrota,
solo puedo regalarte el día a día.
Mi vida, eso es todo lo que tengo,
y si no es suficiente para ti, lo entiendo,
pero quiero que me dejes o me quieras,
y hagas lo que hagas no lo hagas a medias.
Porque la incertidumbre no se lava con el tiempo,
ni el recelo muere con argumentos,
me merezco el vértigo y el alambre,
perder o ganar pero hacerlo a lo grande.
Quizá tu precaución se razonable,
y no somos compatibles ¿quién sabe?
nos llevaremos la inquietud a la tumba
pues lejos de excusas, no lo sabremos nunca.
No quiero esperanzas ni perdón,
solo pido una ocasión,
sin filtros de corazón a corazón,
aunque no decidir también es una decisión.
No quiero que esta letra sea una excusa,
decide, ten fe o sigue confusa,
no tiro la toalla tampoco espero en balde
tú verás si es demasiado tarde.
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