Abuela, te hablo a ti que no contestas,
porque los vivos solo entienden de apuestas,
vacuas gestas, cicutas y pulpa,
enjambre de orgullo, trifulcas y culpa.
Es la misma guerra pero con distinto nombre,
las derrotas no agotan al inconforme,
que, con más corazón que cabeza,
lucha siempre con la misma estrategia.
La tierra a mis pies rezuma decadencia,
el aire murmura nostalgias y certezas,
derrumba un puzzle de piel y corteza,
al que cada vez, le faltan más piezas.
Abuela, ¿va a ser siempre así?
cada vez más cerca de Thomas Shelby,
solo que a mi, no me susurras del otro lado,
y de este solo queda ceniza y barro.
Se enquista la lluvia en mis manos,
y un rocío tardío inunda el verano,
la verdad es una esquirla de hielo,
tan fría y transparente que cuesta creerlo.
En serio, no me sueltes el discurso,
de, todo cambia y sigue su curso,
esa moraleja me amarga el final,
donde todo cambia para poder seguir igual.
Abuela, hice mío el dolor ajeno,
¿el propio?, no sé, ya no nos vemos,
los días pasan por mi lado en silencio,
y la corriente me empuja mar adentro.
Me empuja y empuja y ya no peleo,
no queda atisbo de sol y deseo,
no queda emoción ni objetivos,
solo que Morfeo llene de arena el olvido.
Abuela, ¿en que lugar me deja?
con 27 cansado de estas rejas,
con 27 volver a empezar,
volver, sin volver a cambiar de lugar.
Estoy cansado de miedos e intereses,
del ego, de parches, de logros, de jueces,
de justificaciones para poder dormir,
abuela, no sé que esperan de mi.
No sé qué esperan de mi,
no sé qué esperas de mi,
no se cómo espero de mi,
no sé cómo salir de aquí.
Abuela, te hablo a ti que no contestas,
porque los vivos solo entienden de apuestas,
vacuas gestas, cicutas y pulpa,
enjambre de orgullo, trifulcas y culpa.
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