Lanza una moneda al aire,
En el baile aguarda el resultado,
Con la esperanza de ser alguien,
Y la balanza no se incline a otro lado.
Rueda... y en ese preciso instante,
entiendo que lanzarla es en balde,
el resultado, será eternamente diferente,
Pero la respuesta es la misma siempre.
A veces, solo por un breve instante,
Brillo de una manera incandescente,
El problema es esta luz divergente,
es que nunca abarca suficiente.
Pero brillo, como brasa moribunda,
Si, aquí la felicidad no abunda,
Pero todo parece un poquito mejor,
Y no duele tanto, luchar con honor.
A veces me enredo con el pelo de la aurora,
otras la danza del fuego, que todo lo devora,
a veces lo encuentro a pesar de la demora,
otras en el pecho, un cementerio de amapolas.
y es mío el torpe orgullo que dice tú vales,
es mío el puñal que se astilla en lunares,
Dejando una marca imborrable,
dolor y recuerdo, nostalgia insaciable.
Sabes soy como el fénix que siempre renace,
pero muere un poquito más cada vez que se rehace,
jugándome la vida a una respuesta sin matiz,
otras simplemente lo apuesto todo al gris,
Será que no se hacer las paces con el globo,
quizás quiera aceptarme y no se cómo,
cada vez más huraño, folios y silencio,
cada vez más humano, si miro hacia dentro
Así que no me pidas más sonrisas de charol,
porque ya no puedo, ni quiero ir de farol,
quiero alejarme del ruido, sonido incoloro,
encontrar ese nido, con el signo de Apolo.
Las canas que bañan mi rostro,
bendicen la herida que arrastro desde aquel agosto,
me recuerdan que la vida no es lo que creíste,
una risa fugaz, aprender a despedirse.
Mientras el invierno hará trinchera en mi pelo,
seguiré cumpliendo cicatrices y desvelos,
escribiendo el camino por si quiero volver,
buscando ese algo más, que me haga entender.
EPÍLOGO
Si hay alguien que se moleste en leer esto,
lo siento, por la perdida de tiempo,
no es más que un suspiro que no acaba,
el rito de echarme cosas a la cara.
Es la pataleta de un niño moribundo,
que solo quiere entender el mundo,
solo tiene miedo a crecer en vano,
perderse en el camino, nadie coja su mano.
Por último,
esto no es ser negativo, es una ilusión,
yo no he vetado a nadie de mi corazón,
yo los guardo a todos bajo el armazón,
todavía no ha ganado una batalla la razón.
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