La lluvia hambrienta de libertad,
aúlla susurros suicidas contra el cristal,
nosotros recogemos el testigo de brillar,
En una carretera sin principio ni final.
En busca de una brisa que meza la redención,
en el coche, Kiwanuka cual revelación,
" I need something, give me something wonderful"
no tengo nada que ofrecer, salvo estas arrugas de chaúl.
La niebla reduce todo a sombras y contornos,
como todo lo que sabes pensé y me reí solo,
la nieve me desluce el ánimo a la par que me conmueve,
tan pura, frágil, tan inalcanzable, que duele.
Pero esto es más fácil que la huida,
es coger aire, pausar la vida,
no es una mudanza, lo dejo en su sitio,
y volver a la usanza de espejos y litigios.
Es más fácil si compartes con hermanos de luz,
la breve levedad de los mortales y su cruz,
la gratitud al azar y su capricho fortuito,
en una carcajada guardan el infinito.
Surcando savia gris, por las venas de la tierra,
el musgo en la herida encierra el paso del tiempo,
los buitres de mi cuerpo piden guerra,
los cuervos de cornisa esperan su momento.
Tus historias terminan en espinas o en canción
dijo, no pude mas que darle la razón,
pero ese aforismo aquí es un espejismo,
aquí no hay hilos, ni abismos.
Aquí la lluvia son jirones de silencio y complicidad,
el pasado es mudo y el futuro oquedad,
el ala del cuervo nos bendice con su protección,
de las prisas, de la bruma, y las balas de neón.
Aquí la soga es de espuma y miel,
la duda se acumula pues ha perdido el tren,
la hiel del afán por mostrar brillantez,
se fue con las voces que me empujan a ser juez.
Aquí importan mis hermanos, un abrazo, hacernos reír,
no importa el recorrido que nos ha llevado ahí,
no importa lo que dejo, ni adónde voy,
porque por una vez, simplemente, soy.
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