Mi toma de tierra es una nube gris,
lluvias descalzas en las mejillas del matiz,
hablándole de ser desliz al viento,
y en el vis a vis me quedé sin argumentos.
Eh, ¿Qué más puedo decir?
si son mis carencias las que hablan de mi,
la esencia del afecto, por lo que a mi respecta,
es asociar amor con la indiferencia.
Desde la infancia, ausencia y costumbre,
silencios que nutren la incertidumbre,
desde entonces, interpreto por defecto
y si no, siempre nos quedan los pretextos.
Sí, quizá dependa del apego,
y es crónico ya este debate interno
donde cuanto más pierdo más a riesgo,
a riesgo de quedarme en el intento.
Las veces que me hicieron sentir especial,
fue para recordarme que todo tiene final,
no es miedo a la soledad lo que impera,
el miedo es acostumbrarme a ella.
Una ola de gaviotas picotea al náufrago,
el Tártaro no es abismo, es el amago
de unos labios que dicen te quiero,
en los que luego siempre se esconde un pero.
Cuando el miedo apremia al desorden,
y el ayer esconde fragmentos de fe,
busco un verso que te haga volver
pero olvido que lo dejé en el culo del café.
Cuando el miedo anula cualquier perspectiva
en la cual ser mejor que nada es mentira,
busco un verso que me haga volver,
pero olvido que lo dejé en el culo del café.
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