Sufro de Egocentrismo que alaba la mediocridad
Y lava las llagas con dagas de sal
Membrana de lava que incendia las flores
Hoguera de voces crepitan tu nombre.
El amor me impulsa a descolgar al ahorcado
Abrazarle los pies, lloverle las manos
A creer que el tiempo deshará el nudo de su aliento,
Confundí el temblor del cuerpo con el mecer del viento.
Pues mi interior es un gran ventanal de luz
orientado a una habitación vacía,
Fue cosa mía anteponer tu virtud,
Capaz de apagar al corazón que ofrecía.
Fue cosa mía justificarme dolor
con la conciencia torturando a la esperanza,
una convicción al alza que habla de futuros al sol,
Y una confianza que no acepta las mudanzas.
Hablando de perpetuidad a un grano de arena,
al globo que sueña con la estratosfera,
¿Quieres bailar?, me dijo el vértigo a mi lado,
Y quise ser Frank Slade bailando a ciegas un tango.
Ojalá volver a ver con los ojos de un niño
convertir las goteras en lluvias de estío
Pisar los charcos y no pasarlos por alto,
sentir con todo y olvidar lo malo en el acto.
Con 28 más cómodo con la melancolía,
que con piropos que asocio a la mentira
más cómodo en recuerdos que en horizontes
más cómodo en las derrotas que en los vitores.
A pesar del gris que define mi esencia,
y la pose derrotista que escuda la urgencia,
soy pura felicidad en un parpadeo errante,
ojalá alguien sepa congelar ese instante.
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