domingo, 23 de agosto de 2015

Todo está bien

Se supone que la letra irá en la base si mi colega no me puto abandona:





A veces recorro mis cicatrices con los dedos,
algunas están cerradas, otras sangran mis anhelos,
a veces las abro todas para revivir... y buceo,
y me sumerjo en el recuerdo y, ¿sabes lo que veo?

Aquel niño risueño de la escuela,
que pintaba el mundo con ilusiones y acuarelas,
el eco de una risa, la inocencia aún brillaba,
lejos de un futuro que marchita la mirada.

Cuyo mayor problema era escoger a su mejor amigo,
hoy el dilema es encontrar cariño inolvidable, no fingido,
cuando sacaba brillo sin cautela a lo que queda de esta espera,
sintiendo la secuela de hacerse mayor y aceptarlo aunque duela.


Veo florecer miles de preguntas, el hambre, el mundo enfrente,
el miedo a que sea demasiado grande, no encontrar mi lugar, ser diferente,
los insultos, la inseguridad, los complejos,
ese amigo diciendo que les jodan yo te protejo.

Las tardes en la plaza sangrando y pelando las rodillas,
tardes de patín y trucos rompiendo zapatillas,
un choque de puños, un abrazo, hermanos toda la vida,
cinco años de silencio y continua la mentira.

Eran mi familia, hoy son viejas fotografías,
con las que todavía converso a escondidas,
fue la primera piedra del muro bajo mi piel,
pero no pasa nada, porque todo está bien.

Dime quien no ha llorado por un pasado extino,
 por creer y esperar en un final distinto,
pero a veces toca morder el suelo,
solo para recordarnos donde está el cielo.

Es cuando me prometo ser parte de la lluvia,
una coraza de lágrimas que duele pero alivia.
cerrar los ojos, no volver a mirar arriba,
hasta que llegó ella, entonces se me olvida.

Me dijo ves, yo también llevo un escudo,
le pedí ver lo que hay detrás del muro,
me dijo lo siento, no lo verás, te lo aseguro,
¿y si abro el mío? así estaremos igual de desnudos.

Ya no importaba el pudor de mostrar heridas,
marcas pasadas impregnadas del temor al que dirá,
la felicidad sabía a café por las mañanas,
se vestía con las sabanas desechas de mi cama.


La inocencia en forma de 30 llamadas perdidas,
del " cuando me abrazas me siento protegida",
del " no me imagino sin tí ni tus miradas"
te juro que a su lado, no importaba nada.


Ni siquiera importaba yo, importabamos nosotros,
tampoco el riesgo de acabar echo pedazos,
todo se desvaneció con el primer te quiero,
vivo en tus ojos, mi casa, aquí me quedo

"Para siempre" y otras promesas incumplidas,
crees que la vida es ir encadenando despedidas,
entiendes que el amor no es negociar con el olvido,
es aceptar y llevar el dolor como un abrigo.

Me dijo no me imagino una vida sin tí,
¿entonces como llamamos a esto?
¿un pretexto para que el corazón no pare de latir?,
¿fingir que llevaba una coraza de repuesto?

"Tienes el futuro por delante"
pero el mío me ha dejado atrás,
camino hacía ninguna parte,
dime que hago ahora si no estás.

Si me siento solo y perdido entre escombros,
con un mano de frío y tormento sobre los hombros,
cayendo al vacío pero sin tocar el fondo,
buscando la salida de la agonía en la que me escondo.

Desde entonces en mi pecho una sensación imborrable,
un sentimiento que al escuchar tu nombre se reabre,
sigo sufriendo cortes y tropezones pero nada es comparable,
ni siquiera los arañazos y rasguños en forma de opiniones,
mientras yo como un idiota dando explicaciones.

22 años después tengo menos fe que al principio,
la infancia una imagen inalcanzable, un lugar ficticio,
la inocencia rota, si la esperanza llama dile que no estoy,
una colección de fracasos que me han hecho ser quien soy.

Por eso a veces recorro mis cicatrices con los dedos,
para revivir recuerdos, dejando sitio a errores nuevos,
por eso reabro las heridas de mi piel,
pero no pasa nada, porque todo esta bien.


Porque todo esta bien.







2 comentarios:

  1. Estrofa número 18:

    "22 años deSpués..."

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    1. Gracias soy un intento de profe que no sabe escribir jajajajaj

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