Te llamo ahora que no puedes escucharme,
te escribo, cuando tus ojos solo leen el aire,
¿por qué? porque es más fácil besar alambres,
hablar de la vida cuando ya es tarde.
Perdona de antemano que no ceda la palabra,
los dos sabemos que si empiezas ya no paras,
excusa si lo expreso de la única forma que sé,
aunque ya no estés para ponerle los acordes.
Pedro, no quiero confundirte con la verdad,
pero gracias por ser esa nota musical,
incapaz de armonizar su propio compás,
y a la vez sacarnos a todos a bailar.
Espalda plateada y corazón de oro,
Sabes, me gustaba escuchar tus monólogos,
Discutir por discutir pues en el fondo,
A mis ojos, eras un niño jugando con globos.
Tu hija cree que se parece mucho a ti,
terquedad dice, si me permites el matiz,
tiene la misma capa gris que emula al cemento,
para ocultar que sois nubes por dentro.
Hablando de ella, perdóname
Por cada vez que la viste llorar en mi nombre,
y dile sin rubor, si puedes, que la quieres,
y que con verla sonreír era más que suficiente.
Perdona mi atrevimiento si siento,
que estamos unidos por el mismo defecto,
El objetivo de hacerla feliz por encima de todo,
Aunque en ocasiones no supimos como.
No puedo Pedro, ya he dejado de ser nido,
¿al igual que tú?, no formo parte del camino,
solo pido que no marchite abriles en tu sombra,
y use tus listones como alfombras.
Gracias por vincular mi nombre al tuyo,
aunque fuera para hacer a tu hija contenta,
hiciste que mi voz trascienda al ayuno,
y que nuestra huella nos defina en la ausencia.
Perdón si con el marketing tocamos hueso,
Ella siente que no veas el fin de tus proyectos,
Y no se, si quisiste enseñarnos eso,
Pero de ti aprendí que lo importante es el proceso.
Para ser alguien con alergia al foco,
y querer pasar por la vida de puntillas,
te recordaré como sinfonía de un alboroto,
la crónica de fiestas, risas y algarabías.
Lo siento Pedro, pero se hace tarde,
y todavía tengo tanto que contarte,
¿la próxima en el GOA? o donde te vaya bien,
y a la siguiente invito yo al café.