mis manos son un páramo yerto,
el tiempo solo siembra desiertos,
mis ojos tienen sed de viento,
travesía de esfuerzo baldío y sacrificio incierto.
Los circulos del inferno son anillos en mis dedos,
las lenguas de fuego con filo de terciopelo,
abren ríos rojos en la espalda por culpa del flagelo,
goteo de lentas torturas como Loki y su veneno.
Necesito urgentemente un golpe de suerte,
un grito que astille el presente,
humille al calendario que susurra alegorías,
como un condenado a muerte, arañando los días.
Llegan palabras de aquel que cree que ameniza,
palabras de fe que se tornan ceniza,
no busco consuelo ni compasión créeme,
solo seguir creyendo la respuesta al por qué.
Abrazo a la nada con escarcha en el rostro,
mi sombra no esta ya, el espejo está roto,
me dice eres otro, perdiste tu brillo,
renunciaste a todo, ¿Así de sencillo?
Dime, sabes si valió la pena,
lo sé, solo el futuro dictara condena,
aprieta los dientes, se paciente, espera,
venera un sepulcro de relojes y arena.
La cuerda del funambulista se rompe,
solo quiero acariciar el norte,
que la mano que aprieta mi cuello se calle,
solo necesito una brizna de aire.