Vivo con la mirada a ras de suelo,
Furtivo afan de charcos para ver el cielo,
Pues la curva de mi espalda carga con pesos añejos,
Agónico goteo de pasos para llegar lejos.
No sabes lo que cuesta cargar este orgullo
Con el murmullo en la cabeza, con las sombras del futuro,
Con las espinas que son la fe y la esperanza
Con creer no alcanza y si aprietas te desangran.
funambulista en la grieta entre constancia y decaer,
morir de pie en la reyerta o las ganas de correr,
cuando el hambre aprieta y no hay fuerzas para comer,
serle fiel a la vejez o volver a renacer.
Quizás no sepa hacerlo de otra manera,
cojo el mundo por montera, manta y carretera,
escoge camino: avanzar sin importas las condiciones,
o... el otro no lo sé no contemplé otras opciones.
Sabes, hace tiempo ya que ando cansado,
de este honor mitificado, ser eterno sublevado,
de luchar por lo mío y pedir perdón,
nadie toca su pastel, fuera de la ecuación.
Lloro granizo que se funde en canciones,
por la luz que pierdo entre buenas intenciones,
me dijeron " crecer y mantenerse intacto es un desafío",
lo que no sabía es que la mayoría fuerais tan vacíos.
Creía en las risas, en respeto, en la unión,
pero el globo gira con mentiras, en bailar al son,
tu o yo, elige bando, hazlo con precaución,
y si no... bueno creas una coalición.
El problema es que hay mucha más gente,
que mira directamente a los ojos y miente,
a aquellas que son luz incandescente, sienten con el vientre,
y debérselo todo sigue siendo insuficiente.
Y yo... tengo miedo de pertenecer a esa corriente,
del: calla, queda bien y se prudente,
aprieta los dientes, finge normalidad,
porque ahora la apariencia importa más que la verdad.
Estoy cansado de vuestros putos egos,
de mendigas aplausos sin mirar si son sinceros,
de que os creáis alguien cuando no sois nadie,
se os llene la boca con arte y vendáis aire.
A los que van pidiendo ayuda y luego se olvidan,
pero si lo hacen ellos te lo recordaran toda la vida,
de que las buenas intenciones tengan un precio,
y se hayan dejado la decencia en las puertas del colegio.
Mira
Por su culpa tengo hastío al escenario y al micrófono,
de que me vean como ellos, frío, hueco, monótono,
que ya no busca compartir, ni provocar un terremoto,
solo los tres minutos de gloria bajo un foco.
Yo solo quiero aligerar la carga, manta y carretera,
erguir la espalda, caso omiso a lo que hay fuera,
porque ya no quedan charcos en el suelo,
y ya estoy cansado de no ver el cielo.