viernes, 15 de enero de 2016

Fluir



Florecen versos en las líneas de mis manos,
el exceso de ruinas y huesos que enmudecen los veranos,
artesano de folios, encierros y su misantropía,
solitario, como el faro de Alejandría.

Soy devoto del verso roto que da vida al papel,
la eterna huida lejos de la cárcel que es mi piel,
soy cruel como la luna inalcanzable... desnuda, 
el lobo que aúlla maldiciendo su fortuna.

Soy la duda que germina y fulmina la calma,
la rima tatuada en la retina y en el alma,
yo no hablo de la felicidad y sus altares,
yo escribo furia, lluvia que empaña los cristales.

Yo hablo del te quiero después del adiós,
del silencio atroz que deja el eco de una voz,
no del gallo que canta vida cuando amanece,
hablo de martes trece, el rayo que se desvanece.

Entre los confines de morfeo y los deseos,
entre parpadeos el ansia ciega de trofeos,
entre los jardines de besos y despedidas,
entre los jazmines presos de amor suicida.

Mira no soy poeta de bragueta, para que me entiendas,
no escribo ni voy a recitales para abrir tus piernas,
soy una marioneta atada a los retales del olvido,
al quejido descosido de este corazón y su latido.

Siempre escribiendo con el miedo a vivir,
siempre buscando un motivo para no ser feliz,
cincelando las cicatrices con barniz,
el caso es que hoy me apetece fluir.

Quiero coger el lápiz, transportarte a otros lugares,
brindar con risas el placer de ser mortales,
convertir todos tus lunares en estrellas,
trazar mapas con los dedos, viajar por ellas.

Lo admito, nostálgico por naturaleza,
incito a la tristeza a que se cuele en mi salón,
te invito a que silencies mi cabeza,
a veces cansa demasiado escuchar la misma canción.

¿Lo oyes? soy yo diciendo que no valgo,
me comparo, que si malo, que si raro, luego acabo
con el amargo disparo del que todo lo aborrece,
cóseme la boca para no decir estupideces.

Y a todos esos jueces con su juego de etiquetas,
a los que luego les escuece y les inquieta la opinión ajena,
porque su ego tiene miedo de quitarse la careta,
ceniza y fuego como las calles de pompeya.

Hoy escribo pájaros que despiertan del letargo,
que cantan por el simple motivo de seguir vivos,
lo admito, maldito negativo por naturaleza sin embargo,
fluir, soñar, reír, rimar, es todo lo que hoy pido.